Hoy tuve un día agitado en la oficina. Pensé que mis empleados tenían en claro los objetivos que buscamos alcanzar. Sin embargo, en la mañana, me topé con una pregunta inesperada. Juan, uno de mis asistentes del área, me preguntó en qué exactamente colaboraba su trabajo en el desarrollo de la empresa. Me quedé atónito. Aquel hombre no había estado esforzándose últimamente en el trabajo, así que atiné a responderle que solo trabaje y no se preocupe en preguntar tonterías. Juan bajó la mirada y regresó a su escritorio. Por un momento me sentí mal. Yo había contestado de tal manera porque pensé que era una broma. No imaginé que realmente fuera importante para él saber con exactitud en qué aporta y por qué hace cada cosa que le encargo. Me acerqué a él y le pregunté por qué me hizo aquella pregunta. Avergonzado, me respondió que a veces sentía que su trabajo era inútil o que no aportaba tanto en la empresa. Ahí noté la desmotivación de Juan y comprendí por qué últimamente no estaba trabajando como antes. Era obvio, trabajaba varias horas y no veía su producto como gran cosa. Lo miré y me retiré a mi oficina. Comencé a pensar qué podría hacer para que mis colaboradores se sientan mejor y puedan notar que su trabajo es importante y así se motiven a seguir adelante.
En la tarde, platiqué con el área de Comunicaciones de mi empresa, les comenté lo que me había ocurrido con uno de mis asistentes. Me preguntaron si me había sentado a conversar con ellos acerca de la empresa, del área y en qué colaboramos para el desarrollo de la misma y qué aportaba cada uno de mis empleados. Contesté que no, que solo les impuse el trabajo sin que me hicieran preguntas. Me sugirieron que lo comenzara a hacer para que mis empleados se sientan identificados y motivados.
Horas más tarde, decidí hacer una reunión, convoqué a todos los del área. Ellos pensaban que era alguna mala noticia, ya que no era usual que yo los juntara a todos en momento laboral. Pedí bocaditos y gaseosa. Hice una reunión amena en la que comenté la importancia de su trabajo para la empresa. Les di toda la información que tenía disponible acerca de la empresa para que no tuvieran duda de dónde trabajaban y para quien trabajan realmente.
En aquella reunión pude observar la satisfacción de los chicos al conocer más la empresa y la alegría que sentían al saber que eran pieza clave en la organización. Todos nos pusimos retos y emprendimos nuestro trabajo nuevamente. Después de la reunión me sentí más tranquilo y pude ver que mis empleados también y que trabajaban más tranquilos y alegres.
Sé que mañana será un buen día.
Aquí les dejo un vídeo motivacional para que compartan con sus colaboradores:
Aquí les dejo un vídeo motivacional para que compartan con sus colaboradores:
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